30 de abril de 2014

Romántica y dispersa

The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro (The Amazing Spider-Man 2: Rise of Electro, 2014)

Dirección: Marc Webb
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci, James Vanderbilt y Jeff Pinkner.
Intérpretes: Andrew Garfield, Emma Stone, Jamie Foxx, Dane DeHaan, Paul Giamatti, Sally Field, Martin Sheen, Chris Cooper, Mark Doherty, Sarah Gadon
Fotografía: Daniel Mindel
Música: Varios

La tarea de reiniciar una franquicia tan popular como la de Spider-Man tras tan solo cinco años desde su última secuela (que, por cierto, había dejado muy mal sabor de boca) tenía no pocos riesgos y dificultades. Dirigida por Marc Webb, The Amazing Spider-Man (2012) resultó, finalmente, un estupendo entretenimiento que, sin embargo, implicaba un material demasiado cercano a la trilogía de Sam Raimi en el tiempo y la estética como para sorprender a nadie. De esta manera, dentro de lo disfrutable, su mayor lastre fue tener que explicar otra vez (puesto que se partía de cero) una historia que los espectadores ya conocían muy bien y cuya nueva adaptación variaba solo ligeramente del espíritu del filme de 2002.

La continuación de este nuevo punto de partida, ya liberada del trámite de explicarnos los orígenes de nuestro héroe, podría habernos conducido narrativamente a donde quisiera. Sin embargo, se ha optado por seguir el mismo esquema de siempre, proponiendo un villano poco conocido (Electro) y, por desgracia, bastante insípido. Pero lo peor es que hayan recurrido al ya tan sobado personaje del Duende Verde (Dane DeHaan) o enemigos de relleno como Rhino (Paul Giamatti), acumulando subtramas de forma innecesaria como ya sucedía en la denostada Spider-Man 3 (2007).

Por todo esto, The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro no permite, por su dispersión, que el público goce plenamente de las tan bien rodadas escenas de acción, las piruetas entre los rascacielos de nuestro Hombre Araña o los muy logrados momentos de máxima tensión. En este sentido, lo más interesante acaba siendo la intriga respecto a los padres de Peter Parker, un motor de enganche dramático muy potente que, no obstante, insisten en seguir reservándose -suponemos- para alargar la saga hasta el máximo de sus posibilidades y jugando con nuestra paciencia.

La otra gran baza de la película son las relaciones personales entre los (en este universo) adolescentes protagonistas; sin duda, el registro en el que más cómodo se siente Webb que ya demostró sus habilidades para la comedia romántica en la simpática 500 días juntos (2009). Es por esto que la historia de amor como eje central del conflicto funciona muy bien, aunque desemboque en un desenlace algo forzado y novelesco. Por último, destacar los esfuerzos de Andrew Garfield por dotar de carisma a un personaje para el que, seguramente, resulta ser un actor demasiado guapo y al que la cara de bobo de Tobey Maguire, por representar al perfecto perdedor venido a más, le sentaba mucho mejor.

Recomendado para aficionados al Spider-Man en versión adolescente o acólitos de Marvel.
No recomendado para los que no perdonen la dispersión y las repeticiones de esta misma franquicia.

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