12 de febrero de 2014

En busca de la dignidad perdida

Nebraska (Nebraska, 2013)

Dirección: Alexander Payne
Guión: Bob Nelson
Intérpretes: Bruce Dern, Will Forte, Stacy Keach, Bob Odenkirk, June Squibb, Angela McEwan
Fotografía: Phedon Papamichael
Música: Mark Orton

De una forma más o menos profunda, las películas de Alexander Payne siempre nos cuentan un viaje. Bien sea en busca de las propias raíces como en A propósito de Schmidt (2002) o para visitar viñedos como en Entre copas (2004), sus personajes emprenden una aventura para descifrar el misterio que arde en su interior, confuso y doloroso, que no entienden y proyectan en ese objetivo externo. El protagonista del filme (un fantástico Bruce Dern) está obsesionado con cobrar un premio de un millón de dólares que ha leído en un folleto que ha ganado. A pesar de que su hijo le insiste en que se trata de un timo, finalmente, no tiene más remedio que acompañarlo a Nebraska (donde están las oficinas), incapaz de hacerle cambiar de opinión.

Llena de melancolía y grandes toques de humor, la película es, en esencia, una reflexión sobre la dignidad en la vida de los ancianos. A través de la mirada derrotada del viejo, Payne parece decirnos que la existencia no tiene sentido sin una ilusión por la que avanzar. Con ese paso firme, aunque también triste, Woody Grant y su hijo aceptan la mentira como excusa para no perder la fe en sí mismos. Tanto el blanco y negro de la fotografía como los áridos paisajes del norte de Estados Unidos reflejan con pesimismo la monótona realidad con la que tienen que lidiar nuestros héroes. La cinta cuenta con un guión brillante, sutil y con grandes momentos (el robo del compresor) y una excelente definición de los personajes, que, por primera vez, no firma el propio Payne y, sin embargo, parece adaptarse a la perfección a su universo personal. 

Aunque si hay una cosa que se le da bien al director es retratar con crueldad al americano medio: incomunicativo, ignorante y rudo, solamente conversa sobre coches, dinero o deportes. Mientras, las mujeres, en la cocina, hablan por los codos, básicamente, para chismorrear y criticar. El único ápice de esperanza entre tanta desolación está en el final de la historia. Afortunadamente, incluso en la América profunda, existe la posibilidad de disfrutar de las pequeñas cosas que, visto lo visto, son las mejores; en cualquier parte y a cualquier edad.

Recomendado para devotos de las road movies con significado.
No recomendado para quienes no amen a sus mayores.

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