20 de febrero de 2014

Crónica sentimental de España

Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013)

Dirección y guión: David Trueba
Intérpretes: Javier Cámara, Francesc Colomer, Natalia de Molina, Ramón Fontserè, Ariadna Gil, Jorge Sanz
Fotografía: Daniel Vilar
Música: Pat Metheny

Vivimos en un país con todavía muchas cuentas pendientes con su pasado. La guerra civil, el franquismo y las dos Españas son temas que, después de tantos años, aún escuecen por nuestra incapacidad como nación de curar correctamente las heridas de nuestra historia. Es por esto que echar la vista atrás, sea en cine o televisión, supone todo un reto creativo para nuestros directores. Lo más habitual es caer en el bando de la condena sistemática de aquellos años de horror (tan necesaria pero ya tan vista), aunque también hay los que tienden a la idealización poética al estilo "estábamos tan mal pero qué felices éramos". El mayor logro de David Trueba es esquivar estos dos tópicos para retratar con honestidad y a partir de una anécdota parte de lo que esencialmente fueron los años 60 en nuestro país. 

El viaje de este profesor que enseña inglés con las canciones de los Beatles y viaja a Almería a conocer a John Lennon sirve de metáfora perfecta de la necesidad de entonces de vislumbrar un horizonte de libertad. Javier Cámara encarna con una credibilidad pasmosa a este entrañable personaje que, antiheroico y carismático, emprende su aventura con la intención de no rendirse hasta que consiga su objetivo. En su peripecia le acompañan una joven y un adolescente interpretados por Natalia de Molina y Francesc Colomer que están maravillosamente a la altura de las circunstancias, lo mismo que la estupenda colección de secundarios. Más allá de los habituales Ariadna Gil, Ramón Fontserè y Jorge Sanz, los habitantes del pueblo, los guardia civiles o los niños son todo un hallazgo.

No podemos negar que la película tiene una intencionalidad optimista y sentimental (aunque el trasfondo sea de opresión y desesperanza). No obsante, en ningún momento cae en la cursilería ni la falsa afectación. Al contrario, lo fascinante son las grandes dosis de realidad que contiene. Si bien es cierto que algún tópico en los diálogos subrayan ciertas reflexiones sobre la vida un tanto estereotipadas, por lo demás, el filme resulta ágil, enternecedor y muy cercano. Además, está escrito de forma que emparenta aquellos tiempos (su estado de ánimo y la ausencia de ilusión) con la época actual, en lo que supone el consuelo más inteligente que hemos podido ver en nuestras pantallas desde que empezó la crisis.

Recomendado para nostálgicos que no cierren los ojos a la realidad.
No recomendado para quienes fueran más de los Rolling.

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