14 de abril de 2013

Ridiculez insustancial

Oblivion (Oblivion, 2013)

Dirección: Joseph Kosinski
Guión: Joseph Kosinski, William Monahan, Michael Arndt y Karl Gajdusek.
Intérpretes: Tom Cruise, Nikolaj Coster-Waldau, Morgan Freeman, Olga Kurylenko, Zoe Bell, Melissa Leo, Andrea Riseborough.
Fotografía: Claudio Miranda
Música: M83

No hay nada peor en una película que la pretensión de ser sustancial sin contar con sustancia alguna. Éste es el problema principal de Oblivion, el último intento de Tom Cruise de recuperar su gancho en las taquillas de todo el mundo. El género de la ciencia ficción ha dado lugar a numerosas obras maestras a lo largo de los años, pero también demasiados fiascos en todos los sentidos. Es un género capaz de darnos lo mejor y lo peor, según quien se encuentre detrás de las cámaras. De Joseph Kosinski, al que solo conocíamos por haber dirigido Tron: Legacy (2010), tampoco podíamos esperar mucho. Sin embargo, es difícil imaginar un producto peor de lo que finalmente es Oblivion.

Cabían dos opciones: optar por el entretenimiento puro, con escenas de acción trepidante y espectaculares efectos especiales o, al contrario, decantarse por un ritmo más pausado que diera lugar a una reflexión sobre nuestra sociedad y el futuro que nos espera. Desgraciadamente, el resultado es una historia híbrida entre ambas posibilidades que no funciona como pasatiempo, puesto que aburre sobremanera, ni mucho menos como reflexión. Parece mentira que, basándose en su propia novela gráfica, le haya salido a Kosinski un filme tan insulso e impersonal.

El argumento versa en torno al personaje de Jack Harper (omnipresente y nunca antes menos carismático Tom Cruise), un ingeniero especializado en alta tecnología que trabaja en una operación para extraer los recursos vitales de la Tierra. El planeta está devastado por una guerra que tuvo lugar hace 60 años y Harper, junto a su amante y compañera Victoria (Andrea Riseborough), parecen ser los únicos habitantes que quedan por allí. Así que la primera parte de la película no es más que una colección de postales de un Nueva York asolado por el cataclismo que, a pesar de ser un recurso ya muy visto, termina por ser lo mejor del conjunto. A partir de entonces, empieza un torbellino de giros argumentales que se van superando unos a otros en su ridiculez y falta de ideas propias. Oblivion pretende esconder sus carencias apoyándose en referentes de alto nivel y supuestos homenajes a 2001: Una odisea del espacio (1968), El planeta de los simios (1968), La guerra de las galaxias (1977), Moon (2009) o incluso Wall-e (2008). Pero la suma de todos ellos no hace otra cosa que acabar de hundir la cinta por exceso de equipaje. 

Recomendado para amantes de la ciencia ficción capaces de tragarse cualquier cosa.
No recomendado para espectadores con un mínimo de exigencia en cuanto a profundidad, mensaje o entretenimiento.

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