7 de abril de 2015

Implacable drama criminal

El año más violento (A Most Violent Year, 2014)

Dirección y guión: J.C. Chandor
Intérpretes: Oscar Isaac, Jessica Chastain, Albert Brooks, David Oyelowo, Christopher Abbott, Peter Gerety
Fotografía: Bradford Young
Música: Alex Ebert

A pesar de lo que pueda sugerir el título, no nos encontramos ante una película de acción trepidante, matanzas o tiroteos excesivos. El año más violento al que se hace referencia (concretamente, el invierno de 1981) funciona más como el contexto de un Nueva York hostil en el que no había espacio para hombres honestos. El filme cuenta la historia de Abel Morales (Oscar Isaac), un inmigrante que trata de sacar adelante a su familia con negocios honrados hasta que la corrupción pone en peligro todo lo que había logrado construir hasta el momento. El director, J.C. Chandor, filma con precisión y elegancia el drama de este tipo normal y su angustioso enfrentamiento contra las mafias de la ciudad y la putrefacción de un sistema comercial dominado por ladrones, estafadores y asesinos.

La película recuerda mucho por su ambientación, su dirección artística y fotografía a El Padrino (1972), incluido su protagonista cuyas motivaciones y punto de vista resultan muy similares a las del joven Michael Corleone que interpretó Al Pacino. En este sentido, la cinta combina ejemplarmente, como ya hizo la trilogía de Coppola, un guión sólido con una visión moderna de lo que explica, sin renunciar al aroma clásico de los gángsters en blanco y negro. Así, Chandor toma sin complejos el relevo del drama criminal riguroso que pudimos ver, en su momento, en propuestas como Érase una vez en América (1984) de Sergio Leone o en la filmografía más representativa de Sidney Lumet

Por su parte, Jessica Chastain aporta una interpretación moderadamente deliciosa cuya magia especial hace desear al espectador que aparezca más en pantalla según transcurren los minutos. También es cierto que la narración se toma su tiempo pero, sostenida sobre una estructura meticulosa, consigue avanzar con seguridad construyendo una intriga inteligente. El problema es que, en realidad, su aportación al género, frente a las grandes obras antes mencionadas, es menor y, pese a su alta calidad, corre el riesgo de quedar como una simple recreación formal. No obstante, sus cualidades son muchas como para rebajarla por comparación con sus hermanas mayores. Al fin y al cabo, su amarga mirada sobre la realidad del sueño americano y la contundencia con que destruye ciertos ideales capitalistas son ya valía suficiente como para tenerla en consideración como producto más que estimable.

Recomendado para nostálgicos del buen cine criminal de los setenta.
No recomendado para quienes desprecien el valor narrativo de la violencia no explícita.

No hay comentarios: