22 de diciembre de 2014

Idiotez desfasada

Dos tontos todavía más tontos (Dumb and Dumber To, 2014)

Dirección: Bobby Farrelly y Peter Farrelly
Guión: Sean Anders, Mike Cerrone, Bobby Farrelly y Peter Farrelly
Intérpretes: Jim Carrey, Jeff Daniels, Kathleen Turner, Laurie Holden, Paul Blackthorne, Rob Riggle, Rachel Melvin
Fotografía: Matthew F. Leonetti
Música: Varios

Si una cosa demuestra (de una vez por todas) este reencuentro con la pareja de tontos interpretados por Jim Carrey (Lloyd) y Jeff Daniels (Harry) es que los años no pasan en balde. Transcurridas dos décadas desde la primera película, una precuela muy olvidada y hasta una serie de dibujos animados, los hermanos Farrelly han pretendido recuperar el espíritu de la original sin tener en cuenta que ya no somos los mismos; ni los envejecidos protagonistas ni sus personajes ni los propios directores, cuya carrera ha ido abandonando la frescura de sus inicios para acabar desvaneciéndose en la búsqueda de la identidad perdida. Ni siquiera el espectador permanece indemne al paso del tiempo. El admirador natural del primer filme, incluso de la también célebre Algo pasa con Mary (1998), no solo tiene ahora más edad sino que ha visto evolucionar la comedia en muchas direcciones. Actualmente, un producto como Dos tontos todavía más tontos, tras series de televisión como South Park o Padre de familia, seguramente, le parecerá rancio, desfasado o, incluso, demasiado idiota. Y no digamos a las nuevas generaciones que, directamente, han crecido con todo lo que vino después. 

Como suele ocurrir en cualquier ejercicio nostálgico, la cinta trata de salvarse haciendo guiños al material de donde procede (las referencias a Mary Swanson, el niño ciego o el coche-perro). Desgraciadamente, es incapaz de crear situaciones nuevas verdaderamente divertidas como para hacernos sentir que ha validado la pena resucitar a este par de idiotas después de 20 años. La propuesta tiene algunas ideas graciosas y diálogos ingeniosos, pero no los suficientes, es demasiado repetitiva, los gags son muy dispersos y cuelgan de una estructura débil y tan fragmentada que termina por arruinar el ritmo.

No es que Dos tontos muy tontos (1994) fuera perfecta pero tenía una autenticidad muy digna, un guión mejor construido por el que se le podían perdonar ciertas inverosimilitudes. Su irreverencia, entonces sorprendente, ahora resulta previsible y forzada. Afortunadamente, Carrey sigue dejándose la piel en cada mueca y Daniels parece pasárselo bomba enseñando la raja del culo cada vez que tiene ocasión. Además, cuenta con algunos secundarios interesantes como la todavía enérgica Kathleen Turner o el televisivo Rob Riggle a los que, sin embargo, no se les saca mucho partido. 

Por lo demás, las constantes del cine de los Farrelly siguen presentes: la escatología, el viaje por carretera, la música pop o los chistes de minusválidos y discapacitados. No obstante, los valores de producción son mediocres (casi de telefilme), le falta inspiración y pureza y es, por momentos, tan reiterativa que parece un remake desvirtuado de su predecesora. Como decíamos, todo esto sería perdonable si hiciera reír tanto como cabía esperar; pero esto no sucede. Salvo por algunos aciertos esporádicos, filmarla solo ha servido para constatar (como pasa tantas veces) que era una secuela innecesaria y que hubiera bastado con un sketch conmemorativo, por ejemplo, en el Saturday Night Live.

Recomendado para nostálgicos del original con muchas tragaderas.
No recomendado para los que la primera parte ya les pareció demasiado tonta.

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