11 de noviembre de 2014

Infección de referentes

[Rec] 4: Apocalipsis (2014)

Dirección: Jaume Balagueró
Guión: Jaume Balagueró y Manu Díez
Intérpretes: Manuela Velasco, Paco Manzanedo, Héctor Colomé, Críspulo Cabezas, Ismael Fritschi, Mariano Venancio
Fotografía: Pablo Rosso
Música: Arnau Bataller

Más allá de la saga Torrente, la franquicia es un concepto que todavía le resulta extraño al cine español. Probablemente, ni siquiera los propios Balagueró y Plaza se imaginaban cuando irrumpieron en el mercado cinematográfico de hace siete años con [Rec] (2007) que llegarían (de momento) hasta la cuarta parte. Desgraciadamente, el buen estado de forma del invento en cuanto a recaudación parece que no se corresponde con los niveles de originalidad y calidad narrativa, bastante más bajos ya a estas alturas. Lo peor de esta nueva entrega que, supuestamente, pone punto final a la historia, es su ausencia casi total de los rasgos de identidad y, en general, el espíritu de la primera película. De hecho en [Rec] 3: Génesis (2012), ya habíamos dejado a un lado la cámara en mano pero, por lo menos, se potenciaba un sentido del humor que, de alguna manera, siempre había estado presente. Por el contrario, [Rec] 4: Apocalipsis es, básicamente, un filme de acción que copia (disfrazándolo de homenaje) la estructura de Aliens: El regreso (1986) de James Cameron. Así, más Teniente Ripley que nunca, nuestra heroína Ángela Vidal (Manuela Velasco) termina en un barco rodeada de musculados marines, científicos poco conscientes del peligro real y hasta un "monstruo" como punto de partida de la tragedia.

Por si esto fuera poco, también encontramos referencias directas a Braindead (1992), La cosa (1982), Estallido (1995) o Parque Jurásico (1993) que, teniendo en cuenta que esta vez el tono no es paródico, transmite cierta sensación de agotamiento creativo. De acuerdo que el ritmo y la factura visual son buenos, pero el producto resultante se pierde entre el exceso de guiños y el enésimo giro a su propia mitología (que ya había tenido dos interpretaciones distintas), olvidando por completo que el Macguffin es lo que al espectador menos le importa.

Aunque la acción se come gran parte del metraje, afortunadamente, no faltan buenas secuencias del terror más puro. Ahí es donde parece que Balagueró se siente más en casa y donde los fanáticos del género se sentirán más satisfechos. Las comparaciones, no obstante, son inevitables y, en ese sentido, le falta sorpresa e ironía respecto a las anteriores, además de echarse en falta la claustrofobia del edificio en cuarentena de las dos primeras partes. 

Pero, dejando a un lado que su propia herencia le pesa demasiado, que algunos actores resultan poco convincentes y que a la protagonista le falta un aliado masculino más carismático, la cinta se desarrolla con fluidez y es muy entretenida; a veces, incluso, espectacular. Y cuenta con unos estupendos efectos especiales cuyo mayor logro es, sin duda, el diseño de los monos. 

Recomendada para fanáticos de la saga y/o del género.
No recomendada para quienes no disfrutaron de las anteriores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bravo!