14 de enero de 2014

Miserias del Medio Oeste

Agosto (August: Osage County, 2013)

Dirección: John Wells
Guión: Tracy Letts (basándose en su propia obra teatral)
Intérpretes: Meryl Streep, Julia Roberts, Ewan McGregor, Chris Cooper, Abigail Breslin, Benedict Cumberbatch, Juliette Lewis, Margo Martindale, Sam Shepard.
Fotografía: Adriano Goldman
Música: Gustavo Santaolalla

Adaptar al cine una obra de teatro como Agosto, ganadora del Premio Pulitzer en 2008, más que una responsabilidad es un privilegio que, en este caso, se le ha concedido a John Wells. Más conocido como productor de televisión (Urgencias, Shameless...), no sabemos si su escasa experiencia como director cinematográfico le ha llevado a abordar el texto de esta forma modestamente impersonal, dejando a los actores hacer su trabajo, o es que no ha sabido hacerlo de otra manera. En cualquier caso, la falta de implicación formal desde detrás de las cámaras no perjudica la grandiosidad de la historia; el único problema, quizás, es que le impide alcanzar la excelencia; lo cual no es, en realidad, tan grave.

El guión, escrito por el propio Tracy Letts, autor de la obra, ha prescindido de algunas de las tramas más superfluas, especialmente del primer acto, para acortar la duración total y centrarse en lo que de verdad le interesa: las entrañas putrefactas de una familia del Medio Oeste americano. La desaparición del padre (Sam Shepard) es el pretexto dramático por el que los Weston no tienen más remedio que volverse a reunir y el punto de tensión por el que aflorarán todos los conflictos y reproches soterrados por el tiempo.

Turbadora, venenosamente divertida, con momentos emotivos y, en general, llena de desesperanza, el filme es un regalo para los amantes de los buenos diálogos y las grandes interpretaciones. Todos y cada uno de sus intérpretes bordan el rol que les corresponde, colaborando en hacer verosímil la imagen de clan en desgracia que representan. Especialmente, destaca la sobriedad de Ewan McGregor (que sigue mejorando año tras año), la naturalidad de Margo Martindale y el choque entre Julia Roberts (que pocas veces ha estado tan bien) y ese monstruo de la interpretación llamado Meryl Streep. Aunque en una primera impresión pueda parecer excesiva, la actriz ganadora de tres Oscar consigue con una vehemencia consciente que nos cueste imaginar a esa madre enferma y drogadicta interpretada por otra; gran personaje para la eternidad que, además, contiene (a pesar de ese final impostado) el verdadero espíritu de la película.

Recomendado para los que quieran volver a disfrutar de la obra y los que no tuvieron la oportunidad de hacerlo.
No recomendado para los que prefieran mantener cerrado el cajón de los trapos sucios.

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