22 de mayo de 2013

Jubilado del futuro

Un amigo para Frank (Robot & Frank, 2012)

Dirección: Jake Schreier
Guión: Christopher D. Ford
Intérpretes: Frank Langella, James Marsden, Liv Tyler, Susan Sarandon, Peter Sarsgaard, Jeremy Strong, Dario Barrosso.
Fotografía: Matthew J. Lloyd
Música: Francis Farewell Starlite


La versatilidad de un género como la ciencia ficción ha quedado demostrada anteriormente si comparamos películas tan memorables (y distintas) como Blade Runner (1982), Gattaca (1997), El planeta de los simios (1968), la saga de Star Wars o la más reciente Moon (2009). Se trate del más puro espectáculo, como de hacer crítica social, pasando por las reflexiones pseudofilosóficas de hacia dónde vamos y quiénes somos, está claro que las historias del futuro o con elementos tecnológicos han crecido, evolucionado y ampliado su universo y sus propias reglas hasta alcanzar un estatus de generalidad como puede ser el de la comedia o el drama.

Incluso conscientes de todo esto, Un amigo para Frank no deja de ser una grata sorpresa por su madurez, valentía y humildad a la hora de abordar una pequeña historia encuadrada en un género que tiene tendencia a narrar a lo grande. El filme que Jake Schreier ha dirigido con tanta delicadeza y buen gusto explica la relación que establece un anciano con el robot que su hijo le ha regalado para hacerle compañía y ayudarle con las tareas cotidianas. Cabe decir que, si bien cuenta con un buen guión, la cinta no sería lo mismo sin la soberbia composición de personaje que nos ofrece Frank Langella. Gran parte de la melancolía que destila la película (y, en realidad, su punto más fuerte) es mérito del actor, acompañado por unos correctos James Marsden, Liv Tyler y Susan Sarandon.

Como si se tratara de un episodio amable de la serie británica Black Mirror, Schreier sitúa la acción en un futuro no muy lejano (o una alteración de nuestro presente) para subrayar los mismos conflictos emocionales a los que la sociedad y nuestros estilos de vida nos llevan conduciendo desde hace ya algún tiempo. Mezclado con toques de humor y pinceladas de temas clásicos como la soledad, la necesidad de dar sentido a la propia existencia o la búsqueda de la realización personal, el resultado logra el equilibrio perfecto entre fantasía, ternura y una profunda tristeza construida sobre una verosimilitud poco habitual. 

Recomendado para amantes de la ciencia ficción intimista.
No recomendado para adeptos a fuegos de artificio cinematográficos.

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