9 de octubre de 2014

Apocalipsis marca España

Torrente 5: Operación Eurovegas (2014)

Dirección y guión: Santiago Segura
Intérpretes: Santiago Segura, Julián López, Jesús Janeiro, Alec Baldwin, Fernando Esteso, Carlos Areces, Angy Fernández, Anna Simon, Neus Asensi, Chus Lampreave, Florentino Fernández, Cañita Brava, Josema Yuste, José Mota, Santiago Urrialde, Falete, El Gran Wyoming
Fotografía: Teo Delgado
Música: Roque Baños
Fue a partir de su tercera entrega cuando Santiago Segura decidió que su exitosa saga era el vehículo perfecto para, desde una óptica casposa, parodiar sus subgéneros preferidos del cine comercial norteamericano. Así, igual que Torrente 3: El Protector (2005) se reía en gran parte de El guardaespaldas (1992) y Torrente 4: Lethal Crisis (2011), del cine carcelario, con la quinta entrega le ha tocado el turno al cine de atracos glamurosos al estilo La cuadrilla de los once (1960) o, mejor dicho, su remake Ocean's Eleven (2001). El resultado es un batiburrillo entre el humor más soez y asqueroso marca de la casa y ya bastante desgastado, y genialidades estrambóticas como juntar a Cañita Brava, Chus Lampreave y Alec Baldwin en un mismo filme.

En realidad, lo más interesante de este nuevo Torrente es el salto a la política-ficción futurista que ha adoptado y que es lo verdaderamente novedoso de la propuesta. La acción se sitúa en el año 2018, cuando el personaje sale de la cárcel y se encuentra una España devastada por la crisis económica, expulsada de la Unión Europea, con una Cataluña independiente y el retorno a la peseta. Este nuevo marco abre todo un universo de posibilidades donde emergen las mejores ocurrencias de Segura y que, principalmente, malgasta en su prólogo y en diálogos artificialmente informativos. Y es que, como ya pasaba en las anteriores, Torrente 5: Operación Eurovegas vale más por sus ideas que por cómo se llevan a cabo.

Sin embargo, la factura de la cinta es espectacular. Hay que reconocer que Segura ha intentado siempre, en la medida de sus posibilidades, que el producto que nos vende sea visualmente impecable. Y, en ese sentido, esta secuela es una de las mejor acabadas. Ya va siendo hora que los Premios Goya se lo reconozcan en alguna de las categorías técnicas, ya que escenas como la secuencia del avión no se han visto mucho en nuestro cine.

En términos de ritmo, ha ganado también respecto a las dos precedentes. La trama del robo le ha ayudado en dos sentidos: primero, a restarle a Torrente (que le tenemos muy visto) parte del protagonismo para dividirlo entre los once freaks. De todos ellos, cabe destacar un divertidísimo Carlos Areces que da una lección de contención cómica antológica. En segundo lugar, el robo le otorga al guión un objetivo mucho más definido que obliga a centrar la historia y no irse tanto por las ramas de situaciones inconexas. Podemos decir que toda la secuencia del atraco (dejando aparte la primera película) es de lo mejor de la saga.  Por lo demás, siguen sobrando cameos (entorpecen más que otra cosa) y amiguetismo (Jesulín solo funciona de verdad en los gags de slapstick).

Pero Santiago Segura puede estar contento con el resultado (por momentos, parece un Torrente de Álex de la Iglesia), sus elegantes títulos de crédito al estilo dibujos de los años 60, la canción interpretada por Mónica Naranjo, el hermoso homenaje a Tony Leblanc y su fidelidad a los fans y a sí mismo. Ojalá hubiera sido lo bastante valiente, dado que, esta vez, el resultado no es de vergüenza ajena, de matar definitivamente el personaje. Así, quizás, podríamos verle dirigir otras historias, ahora que nos ha quedado claro que tiene muchas más cosas que decir sobre la España en que vivimos.

Recomendado para incondicionales de Torrente y alguno que se agotó por el camino.
No recomendado para quienes nunca le vieron nada más detrás del asco que produce.

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