26 de noviembre de 2013

Costumbrismo mafioso

Malavita (The Family, 2013)

Dirección: Luc Besson
Guión: Luc Besson y Michael Caleo 
Intérpretes: Robert De Niro, Michelle Pfeiffer, Tommy Lee Jones, Dianna Agron, John D'Leo.
Fotografía: Thierry Arbogast
Música: Evgueni Galperine y Sacha Galperine


Todas las películas de mafiosos de las últimas décadas descienden (lo reconozcan o no) de El Padrino (1972). Aunque el género, de alguna forma, ya existía, Coppola lo revolucionó, apoyado sobre un guión de hierro, y lo sacó para siempre de la serie B. Con los años, vinieron muchas variantes de grandes directores como Scorsese, Brian De Palma o Tarantino, cada uno dotando de personalidad propia a esas "familias" cuyos problemas cada vez nos resultaban más reconocibles. Más tarde, con Una terapia peligrosa (1999), Harold Ramis abrió la puerta de la comedia pura que encajó maravillosamente con los clichés de la mafia y dio a Robert De Niro la oportunidad de entrar en un registro autoparódico del que parece todavía no haber salido. Pero fue con la serie de televisión Los Soprano (1999-2007) donde se alcanzó el cenit de la sofisticación, conjugando brillantemente todos esos elementos (buenos guiones, intriga, humor...), añadiendo un costumbrismo inédito hasta entonces y, por el momento, nunca superado, ni siquiera igualado.

Malavita es un producto comercial notablemente divertido pero sin ningún tipo de originalidad ni riesgo. Frente a todos los referentes antes mencionados, la comedia de Luc Besson vuela bastante bajo y, por su falta de ambición, probablemente sea injusto hacer cualquier comparación. Sin embargo, contiene demasiados elementos conocidos como para evitar enfrentarla a sus predecesoras. De entrada, los protagonistas, aunque funcionan juntos perfectamente, no hacen más que interpretar roles repetidos de anteriores películas. Tanto De Niro como Tommy Lee Jones ejecutan sus papeles de siempre con un acomodamiento algo molesto, mientras que Michelle Pfeiffer parece extraída directamente de Casada con todos (1988); aunque también es cierto que su participación es la más cómica, fresca y agradecida de las tres.

El punto más novedoso de la propuesta es la ubicación de la trama: un pueblo de Normandía. Como si fuera una reinvención de Bienvenidos al norte (2008), el choque cultural de americanos mafiosos contra aldeanos franceses genera los momentos de mayor comicidad. Y, aunque la historia tiene un buen ritmo y unas cuantas buenas ideas, el resultado final sabe a poco. Ni siquiera el gag que menciona explícitamente a Scorsese (productor en última instancia), logra sacar al filme del estancamiento formal y los esterotipos narrativos en los que se encuentra inmerso de principio a fin.

Recomendado para fanáticos de Robert De Niro y/o Michelle Pfeiffer.
No recomendado para los que esperen un producto a la altura de Los Soprano.

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