9 de septiembre de 2013

De monstruos y robots

Pacific Rim (Pacific Rim, 2013)

Dirección y guión: Guillermo Del Toro
Intérpretes: Charlie Hunnam, Idris Elba, Ron Perlman, Charlie Day, Rinko Kikuchi, Burn Gorman, Santiago Segura.
Fotografía: Guillermo Navarro
Música: Ramin Djawadi


Desde el boom de los efectos especiales a finales de los años ochenta, pero sobre todo, tras su expansión gracias a los avances tecnológicos en los noventa y el nuevo siglo, el cine comercial y, en especial, el fenómeno blockbuster, se ha visto empujado a hacer de la espectacularidad técnica su mejor baza. Desgraciadamente, impresionar a un público demasiado acostumbrado al virtuosismo computerizado es cada vez más difícil. Y, en ocasiones, son tantas las energías invertidas en busca de ese deslumbramiento visual que se pierde en calidad narrativa, originalidad y estilo propio.

En estas circunstancias, directores como Guillermo Del Toro resultan un oasis creativo en medio de la común mediocridad pirotécnica de Hollywood. Pacific Rim no es una de las mejores cintas del mexicano, sin embargo, solo el hecho de que haya sido capaz de dotar de alma a semejante producto ya lo hace digno de ser visto. La película no pretende inventar nada nuevo, sino homenajear a dos géneros del cine japonés juntándolos en una sola historia: el kaiju (de monstruos como Godzilla) y el mecha (de robots al estilo Mazinger). Del Toro trata este choque de universos con devoción y aplica una sensibilidad especial al diseño del filme que brilla en los pequeños detalles: desde la sucesión de criaturas gigantescas que atacan la tierra, hasta los excelentes (y divertidos) personajes secundarios que se dedican a animar el cotarro.

No obstante, el metraje es excesivo, lo que provoca que la originalidad del primer tercio (con un prólogo ejemplar que otros hubieran usado como argumento de toda la película) se agote en un in crescendo interminable de peleas que, finalmente, no es otra cosa que repetitivo. En cualquier caso, el buen sabor de boca que nos deja su halo nostálgico no desaparece tras la prolija conclusión. Se agradece que Del Toro haya apostado fuerte, aparentemente, sin dejarse ningún as en la manga. Ojalá no haya secuelas.

Recomendado para el más exigente de los públicos palomiteros.
No recomendado para los que sientan indiferencia frente a la acción desenfrenada.

No hay comentarios: