17 de marzo de 2013

Una fábula asfixiante

Animals (2012)

Dirección: Marçal Forés
Guión: Marçal Forés, Enric Pardo y Aintza Serra.
Intérpretes: Oriol Pla, Augustus Prew, Dimitri Leonidas, Roser Tapias, Javier Beltrán, Martin Freeman.
Fotografía: Eduard Grau

La obsesión de los cineastas por retratar los dramas y desventuras de personajes adolescentes viene ya de lejos. Directores como Gus Van Sant o Larry Clark han puesto su mirada en la crisis existencial que supone el paso de la infancia a la madurez con resultados muy notables. En esa misma fascinación por los jóvenes, Marçal Forés apoya todo el peso de su ópera prima: una historia a medio camino entre una fábula contemporánea y un thriller onírico. Lejos de ser un retrato generacional, Animals juega con la ambigüedad a crear un universo extraño pero intimista, para mostrarnos nuestra propia alma en la singularidad de lo que estamos viendo.

Esa ambigüedad en la narración, uniendo lo real con lo irreal, lo objetivo con lo imaginario, es lo que engrandece al filme. La resolución de distintos sucesos de la trama a base de simbolismos es elegante e inteligente y nos acerca sin remedio, hasta la empatía total, al mundo emocional del protagonista: Pol (un Oriol Pla dando lecciones de sobriedad y economía interpretativa). La soledad, la locura y la muerte están siempre presentes en este relato tan asfixiante como la incomunicación pubescente.

A través de esos ojos atormentados, Forés nos explica que la pérdida de la inocencia, la lucha contra los propios sentimientos y el descubrimiento de la sexualidad pueden ser una experiencia dolorosa e incluso insoportable. Y que ese dolor puede ser lo único que nos haga sentir vivos. En este torbellino de confusión y sufrimiento, el único consuelo es un oso de peluche hablador, amigo fiel como el Ted de Seth MacFarlane pero con el corazón de una de las criaturas de Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are, 2009). El uso de este juguete tan tierno como siniestro podría quedarse en un obvio subrayado de la necesidad del protagonista de seguir siendo un niño y, sin embargo, alcanza auténticos momentos de poesía visual.

Las referencias a los cómics, la cultura pop y la música independiente terminan de dotar de personalidad al conjunto. Así como la curiosa mezcla idiomática y cultural anglo-catalana (participación de Martin Freeman incluida). Si algo se le puede reprochar a esta nueva obra de la factoria ESCAC es un clímax algo americanizado, con pinceladas de película de terror, excesivo y prescindible, que contrasta con la sobriedad del resto de la historia, aunque no deja de ser coherente con la escalada de violencia que se nos ha estado contando.

Recomendado para bichos raros con sensibilidad especial.
No recomendado para quienes repelen la ambigüedad de la existencia.

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