24 de junio de 2015

El terror alegórico

It Follows (It Follows, 2014)

Dirección y guión: David Robert Mitchell
Intérpretes: Maika Monroe, Keir Gilchrist, Daniel Zovatto, Jake Weary
Fotografía: Michael Gioulakis
Música: Disasterpeace

El cine de terror protagonizado por adolescentes es un género tan popular como artísticamente denostado. Su mala fama es, probablemente, merecida por la gran cantidad de películas que, desde el slasher de los ochenta, han reiterado, una y otra vez, estúpidos clichés y situaciones, en el mejor de los casos, inverosímiles. Cuando parecía que su única redención posible se encontraba en la ironía autoconsciente de sagas como Scream (1996) o la cinta La cabaña en el bosque (2012), ha aparecido una esperanza de la mano de David Robert Mitchell y su grupo de jóvenes atormentados por una maldición que se transmite a través de las relaciones sexuales. En una línea mucho más sobria, al estilo Déjame entrar (2008), el director se toma en serio su historia, a sus personajes y cada una de las angustiosas situaciones que propone. It follows no va de asustar al espectador con bruscos golpes de música o muertes sangrientas. Aquí el truco se basa en la sugestión y en una máxima que, psicológicamente, puede acabar resultando insoportable: te sigue hasta que te mata. Esa encarnación del mal que puede adoptar cualquier forma, es lenta pero, como el Michael Myers de La noche de Halloween (1978), nunca se detiene. En este caso, sin embargo, existen una salvación: pasársela a otra persona.

Las diferentes lecturas que se pueden extraer de un planteamiento como éste hacen que, por su inteligencia y sutileza, ya valga la pena el mal rato. Pero, además, el (inmerecido) homenaje a esta corriente cinematográfica va más allá de dignificarla ya que, en conjunto, cada detalle, aunque de manera minimalista, está cuidado y definido con precisión. La música, la fotografía e incluso la elección de los decorados forman una serie de pequeños aciertos que sorprenden tanto como aterran. 

Se demuestra así, una vez más, que ningún género es menor si se sabe dar el enfoque adecuado y que los filmes de terror adulto no murieron en los setenta. Es cuestión de talento, sensatez y buen gusto.

Recomenado para amantes del buen cine de terror psicológico.
No recomendado para quienes esperen un espectáculo gore y palomitero.

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